Patrimonio Histórico de Manku Marka
En las faldas del cerro que estamos forestando, tenemos en frente el complejo arqueológico de Mangomarca. Este nombre viene de la palabra quechua manku marka, que significa pueblo del señor. Fue un asentamiento de la elite local, de la época preincaica. Su existencia se remonta a la época Intermedio Temprano (300 d.C) y alrededor del año 900 d.C, Manku Marka, se convierte en la capital del curacazgo Lurigancho; significa que fue la capital de las culturas Lima e Ichma.
Este complejo ha perdido 70% de su estructura original, por descuido de parte de la población y la ausencia de programas de protección, preservación y conservación de parte de las instituciones públicas.
El descuido arqueológico se suma a un descuido ambiental, ya que las lomas tampoco reciben un trato adecuado. Hoy, salvo la de Mangomarca, las lomas de Lima han desaparecido o se encuentran en vías de desaparición. Sin embargo, en Mangomarca ya han llegado las invasiones por parte de traficantes de tierras, poniendo en franco peligro su existencia.
El reto es doble: preservar las Lomas y proteger las Huacas (ruinas)
A través de la forestación, preservamos las Lomas y ponemos en valor las Huacas, que con la arborización, tratamos de sensibilizar sobre los usos adecuados, buenos hábitos y que podrían tener un espacio público sostenible.
Somos concientes del valor de este patrimonio cultural, histórico y ambiental, y de los riesgos que las próximas generaciones no podrán contemplar. Por lo tanto, tratamos de rescatarlo y ponerlo en valor, a través de la siembra, la limpieza del terreno, el reciclaje de los desechos arrojados diariamente en el sitio y su reutilización in-situ.
A mediano plazo, queremos acompañar a la población local en modificar sus hábitos y el mal uso que se la da tanto a la Huaca como a las lomas. Para ello, queremos desarrollar diversas actividades educativas, lúdicas, artísticas, turísticas y mediante acciones sencillas pero coherentes e integrales. Se puede generar una sostenibilidad y una convivencia entre la historia e innovación, pasado y presente.
En las faldas del cerro que estamos forestando, tenemos en frente el complejo arqueológico de Mangomarca. Este nombre viene de la palabra quechua manku marka, que significa pueblo del señor. Fue un asentamiento de la elite local, de la época preincaica. Su existencia se remonta a la época Intermedio Temprano (300 d.C) y alrededor del año 900 d.C, Manku Marka, se convierte en la capital del curacazgo Lurigancho; significa que fue la capital de las culturas Lima e Ichma.
Este complejo ha perdido 70% de su estructura original, por descuido de parte de la población y la ausencia de programas de protección, preservación y conservación de parte de las instituciones públicas.
El descuido arqueológico se suma a un descuido ambiental, ya que las lomas tampoco reciben un trato adecuado. Hoy, salvo la de Mangomarca, las lomas de Lima han desaparecido o se encuentran en vías de desaparición. Sin embargo, en Mangomarca ya han llegado las invasiones por parte de traficantes de tierras, poniendo en franco peligro su existencia.
El reto es doble: preservar las Lomas y proteger las Huacas (ruinas)
A través de la forestación, preservamos las Lomas y ponemos en valor las Huacas, que con la arborización, tratamos de sensibilizar sobre los usos adecuados, buenos hábitos y que podrían tener un espacio público sostenible.
Somos concientes del valor de este patrimonio cultural, histórico y ambiental, y de los riesgos que las próximas generaciones no podrán contemplar. Por lo tanto, tratamos de rescatarlo y ponerlo en valor, a través de la siembra, la limpieza del terreno, el reciclaje de los desechos arrojados diariamente en el sitio y su reutilización in-situ.
A mediano plazo, queremos acompañar a la población local en modificar sus hábitos y el mal uso que se la da tanto a la Huaca como a las lomas. Para ello, queremos desarrollar diversas actividades educativas, lúdicas, artísticas, turísticas y mediante acciones sencillas pero coherentes e integrales. Se puede generar una sostenibilidad y una convivencia entre la historia e innovación, pasado y presente.